Club de Orates

Nunca deja de asombrarme la incapacidad de supervivencia a la que conduce el odio. Abriendo puertas del cerebro para que entre un lavado y enjuague como pocas veces hemos visto a lo largo de la historia.

Un grupo de políticos que dice no serlo, ataca de manera sostenida, sin tregua, perjudicando la vida del pueblo, de los trabajadores y trabajadoras, de la gente de a pie. Beneficiando claramente a concentrar el poder económico en muy pocas manos. Manos que nos ahorcan, y aprietan un poco más día a día. Sin embargo, este grupo de políticos que dicen no serlo, sigue siendo sostenido por los mismos ahorcados.

Una deuda récord, jamás antes adquirida por su tamaño, fue realizada mientras estos grupos de políticos que dicen no serlo, gobernaban y nos condenan por generaciones enteras. Ellos mismos nos dicen qué, esa plata fue destinada a los grandes bancos, aquellos qué, durante el año 2001 robaron todos nuestros ahorros y salieron impunes. Hoy reciben ese enorme caudal de dinero que todos nosotros firmamos como deudores. Sin embargo, este grupo de gente al que llamo “Club de Orates”, ya estafado una y otra vez en la historia por estos mismos personajes nefastos, los defienden fanática e histéricamente, usando como pretexto un fuego que, algunos poco comunicadores de medios audiovisuales, alimentan día a día.

Comunicadores magramente beneficiados por estos grupos económicos, pero que ponen al Peronismo o a cualquier referente importante del Campo Nacional y Popular, como si fuese un enemigo público. Utilizando los mismos artilugios que utilizaban los Nazis para liquidar a los judíos o en la tristemente célebre “Campaña del desierto” con los pueblos originarios: “son ladrones”. Este sencillo artilugio, ya históricamente usado por los opresores a lo largo de la historia, sirve para convencer al “Club de Orates” de defender a sus verdugos.

Este pequeño grupo del poder económico, al que estos políticos que dicen no serlo denominan “inversionistas”, pretenden poner al país de rodillas; con condiciones laborales desastrosas, materias primas de nuestro país regaladas, sin ningún tipo de cargas impositivas. Vienen a ganar o ganar, atacando al Estado o al político en serio que se los oponga, con toda la fuerza de su poder comprador de voluntades corruptas.

Pero luego en el discurso hablan de la “libre competencia por el libre mercado”. Y el “Club de Orates” repite como mantra.

En gobiernos populares, cuando pudimos ahorrar, salir de vacaciones, mejorar nuestro estándar de vida, armar un proyecto económico. También pudimos ver crecer nuestra industria, nuestra ciencia, nuestra tecnología. El grupo de políticos que dice no serlo nos quiere convencer de que vivíamos en una mentira, y el “Club de Orates” repite como mantra.

Yo guardo en lo mas profundo de mi corazón la esperanza qué, el “Club de Orates” vaya teniendo cada vez menos miembros, y muchos de ellos puedan correr el velo del odio para poder ver un poco más claramente lo que está pasando, acá y en el mundo.

Cuando corran el velo descubrirán quienes son estos políticos que dicen no serlo, y encontraran sentido a la hermosa canción de Serrat: “Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio”.

Leo Blanco