Asexualidad:
Vivimos rodeados de sexo: en la publicidad, en la televisión, en las calles, en las revistas y en internet, nos criamos rodeados de sexo y es imposible evitar eso. Desde pequeños nos implementan la idea en la cabeza de que el sexo es algo que toda persona disfruta y que toda persona va a experimentar, no solo eso, sino que es algo que toda persona debe disfrutarlo y debe experimentarlo. Nos enseñan directa o indirectamente que en nuestra vida debemos tener sexo frecuentemente y más si tenemos una pareja estable.
Si esto no es así, probablemente seremos vistos y tratados como raros, feos, ridículos, estúpidos, etc. Y probablemente se nos insultará con la palabra “virgo” o “virga”. Este es un insulto muy común, y no solo se utiliza en casos que tengan que ver con lo sexual, sino también para referirse a personas que son tontas o ingenuas. Por lo que aprendemos y nos enseñan desde pequeños que ser virgen está mal, y que debemos de evitarlo a toda costa.
El peso de ser virgen y del sexo en general es distinto para los hombres y para las mujeres, el hombre que es virgen es “tonto”, “estúpido” “lento”, etc. La mujer que es virgen es “inocente” y “santa”, aunque también puede ser “poco atractiva”. Aunque a ambos se les exige experimentar el sexo, la virginidad tiene más peso sobre el hombre que sobre la mujer, ya que en nuestra historia se ha visto a la mujer virgen como “buena e inocente”, y al hombre como quien debe dar el primer paso para tener una relación sexual y como quien es raro que se niegue a tener una.
Estas distintas reglas sociales que se construyeron con el paso del tiempo tienen un nombre: la alonorma. La alonorma establece que todas las personas sienten atracción sexual hacia otras con determinada frecuencia y/o intensidad. Esto es totalmente erróneo, todas las personas sentimos atracción sexual de diferentes maneras, con distinta frecuencia, en distintos momentos, hacia distintas personas y de distintas formas. La alonorma es una norma social que se creyó cierta a lo largo de nuestra historia, pero que realmente solo representa a una parte de nuestra sociedad.
Es por esto, que aquellas personas que sienten que no coinciden con esta norma ahora tienen su propio nombre y su comunidad: Asexualidad. La asexualidad es un espectro que representa a quienes sienten que la forma o la frecuencia con la que sienten atracción sexual no coincide con lo que se espera, es decir, con la alonorma. Pueden ser personas que no sienten nada de atracción sexual ni nunca la sintieron, puede que no tengan el deseo de tener relaciones con alguien físicamente pero sí tienen fantasías sexuales y es todo lo que disfrutan, puede que solo disfruten masturbarse y/o ver pornografía pero no desea tener sexo con otra persona, o puede que sí les guste tener sexo con alguien más pero solo en raros momentos y no todo el tiempo, estos, entre otros tantos ejemplos que pueden existir y cada persona elegirá si en su caso entra dentro de este espectro o no, según como se sienta representada.
Estas identidades dentro de la asexualidad tienen sus propios nombres, que pueden considerarse como subcategorías. Algunas de las más comunes son:
Grisexualidad: Aquellxs que solo sienten atracción sexual en determinadas ocasiones, de vez en cuando o con poca frecuencia.
Demisexualidad: Son quienes sienten atracción sexual solo con personas que ya conocen lo suficiente o con quienes forjaron un vínculo, es decir que nunca o casi nunca sienten atracción hacia alguien desconocido o que conocen hace poco tiempo.
Entre estas hay muchas más y se pueden encontrar haciendo clic acá.
La asexualidad es solo un nombre que está para representar y para dar a conocer a aquellxs quienes se sienten excluídxs de lo que dice la alonorma, pero realmente todxs desde nuestros comienzos como sociedad sentimos atracción sexual y vivimos nuestra sexualidad de maneras distintas, solo que muchos se reprimen lo que realmente desean para fingir encajar en lo que la sociedad dice que es normal.
Realmente nadie siente atracción sexual de la misma manera que otra persona, porque así como nuestros gustos varían en la música o en la comida también varían en lo que nos da placer sexual y en lo que no. Nadie es igual al otro ni ninguna preferencia sexual es más normal que otra, todos somos distintos en ese sentido, solo que algunxs decidirán identificarse dentro del espectro asexual y otrxs no.
Arromanticismo:
Al igual que con el sexo, las relaciones románticas están en todas partes, nos criaron con ellas y las vemos en todos lados, mayormente en los medios de entretenimiento: En la ficción, en la música, en la literatura, en las redes sociales y hasta lo muestran en publicidades para vender algún producto, y es que el romanticismo es el género que más vende, el principal medio de entretenimiento y lo más presente en nuestra sociedad.
Desde las películas de princesas de Disney, hasta cualquier serie o película que encontremos en la televisión, desde las canciones más escuchadas hasta las creencias religiosas más predominantes. Crecimos y nos criamos con el romanticismo desde que empezamos a tener conciencia, aprendiendo que es algo natural, que hay una determinada manera en la que debemos vivirlo y en la que debemos sentirlo, entendiéndolo como algo que toda persona va a experimentar o que por lo menos va a desear.
A medida que crecemos, entrando en la adolescencia o quizás antes, las personas van esperando de nosotrxs el momento en que tengamos novix o el momento en que nos enamoremos de alguien, dando por hecho que eso algún día va a pasar, y más aún en el periodo de la adolescencia, por lo que las exigencias por vivir aquello pueden aparecer desde que somos pequeños.
Lo más normalizado socialmente es empezar a experimentar el amor en la adolescencia y comenzar a tener desde allí relaciones románticas, la creencia más conservadora dice que las personas deben casarse, tener hijos y llegar a la meta de no morir “solos”, las diferentes películas o novelas tanto para adolescentes como para adultos dicen que la felicidad está en la pareja y en encontrar al “amor de la vida”. Es así que de a poco implementamos la idea en la cabeza de que el amor romántico es algo natural que nos pasa a todos, que debemos enamorarnos, debemos emparejarnos y debemos amar de forma romántica, y de esa manera encontraremos la felicidad. De la misma manera implementamos la idea de que la soltería es sinónimo de tristeza, ésta es socialmente vista como algo negativo ya que a las personas solteras se las ve como fracasadas, o como que su soltería es algo transitorio, que en algún momento tendrán pareja y se asume que eso es lo que desean.
Estas diferentes reglas que se han construido socialmente y marcan parte importante de nuestra historia como sociedad también tienen un nombre: amatonormatividad. La amatonormatividad dice que todos experimentamos o deseamos el amor romántico de forma constante y monogámica. Esto es totalmente falso, el amor romántico se puede experimentar y desear de diversas maneras, en diferentes momentos, con más de una persona a la vez, e incluso hay quienes no lo experimentan ni lo desean.
Estos últimos son llamadxs “arromantiquxs”. El arromanticismo es también un espectro e identifica a quienes no sienten o sienten poca atracción romántica, esto incluye tener relaciones románticas, enamorarse, demostrar afectos como un beso o caricias, etc. Dentro del espectro esto puede variar, hay quienes disfrutan de actividades consideradas románticas y quienes no, hay quienes tienen relaciones de pareja y quienes no, etc.
Lxs arromanticxs sí experimentan el amor de forma platónica, como hacia familiares, mascotas o amigos, es decir que pueden disfrutar de afectos como un abrazo o caricias, pero no de forma romántica.
Es así que existen las relaciones llamadas “queer platonic”, estas son relaciones que van más allá de las normas culturales para una amistad y no son románticas, en donde existe una conexión emocional intensa por la otra persona, pero no hay ningún tipo de afecto romántico, es una relación platónica en donde los involucrados quieren estar mucho tiempo juntos o hasta vivir juntos. A este tipo de relaciones se las conoce como “squish”. No solo las personas arrománticas tienen squishes, y no todas las que lo son tienen este tipo de relaciones, dentro del espectro hay quienes no desean ninguna forma de relación, por ejemplo les gusta tener un círculo de amigxs cercanos, pero no una relación extremadamente cercana con una sola persona.
Así como existen orientaciones sexuales, también existen orientaciones románticas, por ejemplo se puede ser heteroromantico, homoromantico, biromantico, etc. Y de igual manera que con la asexualidad, existe una gran gama de posibilidades y gustos dentro del arromanticismo, por ejemplo, hay personas demirománticas, grisrománticas, entre muchas orientaciones más y se pueden encontrar haciendo clic acá.
Se conoce poco sobre la amatonormatividad y es una regla social fuertemente impuesta, ya que como se mencionó antes, crecimos con ella como algo natural y marca fuertemente a la sociedad. Pero esta no solo afecta a las personas arrománticas, sino que a todo el mundo, por ejemplo, la noción de que la única manera de ser feliz es estando en pareja, hace que mucha gente se quede en relaciones toxicas, las personas siguen en esa relación por el miedo a la soledad y por el miedo a que se las juzgue. Esta, además de muchas otras presiones sociales que nos impone desde pequeños, genera inseguridades y no deja a las personas vivir el romance y el afecto hacia el otro con libertad.
El romanticismo, al igual que el sexo es totalmente flexible, todos lo podemos vivir de maneras distintas, en diferentes edades, con diferentes intensidades y desear con ello diferentes cosas, no hay una sola manera de sentir, de desear, ni de vivir, y es en esa cantidad de posibilidades distintas que algunas personas desean con más intensidad, otras con menos y otras no desean nada, ya que no existe y es falso que todos sentimos y deseamos exactamente lo mismo.
La asexualidad y el arromanticismo son orientaciones parecidas entre sí, pero no siempre se es ambas, el sexo y el romance son cosas completamente distintas, y se puede disfrutar de una mientras de la otra no. También existen quienes no sienten atracción ni sexual ni romántica, estas personas son llamadas “arroace”.
Tanto el romance como el sexo son cosas que están fuertemente instauradas en la cultura y en la sociedad y que se creen un deseo natural en todo ser humano. Todo el material cultural que tenemos alrededor de alguna manera nos “confirman” esto, pero no es así, más allá de que un deseo se crea más “normal” que otro, realmente todos somos distintos, deseamos y disfrutamos cosas distintas y quizás más unas que otras. Los nombres y comunidades existen para identificar y conocer que algo diferente existe, pero es falso que todos, una gran mayoría o tan solo dos personas desean exactamente lo mismo. Por lo que en este sentido no existe gente “anormal”, sino gente invisibilizada, gente que no sabe lo que realmente quiere, no sabe quién es o qué desea por desinformación, o gente que sí sabe, pero se vive ocultando.
Mojana Blanco
Fuentes:
¡Muy interesante! ¡Gracias! 👍
Me gustaLe gusta a 1 persona